Pero gimen más como un susurro que invade como un escalofrío al cuerpo, cuerpo que quedó de la erosión de los años y de las vivencias; acompañado de una mente llena experiencias, ideas, sentimientos; una mente crítica que se llenó de serotonina cada vez que el cuerpo conoció el amor, pero el gemir de las piedras siguen haciendo su trabajo como el primer día de su creación y su encuentro en el río de la vida.
Las piedras siguen produciendo susurros que son como ecos de los sentimientos más profundos, son ecos de la desesperación de un alma que quiere llenar una mente de nuevas ideas, de soluciones, de perspectivas, de pensamiento filosófico; son susurros que quieren llenar una vida de pensamiento caleidoscópico.
Quizá, estas piedras quieran llenar un día al humano correcto de la certeza de quien es, quizá estos susurros lleguen un día a la mente correcta.
Espero que estas piedras sean el escalofrío que estoy sintiendo en este momento, espero que las ideas lleguen a mí, como el agua del río brota y erosiona pensamientos huecos e irreales, y, los convierte en un producto inteligible.
Este escalofrío que siento, quizá sea la corriente de nuevas reglas, nuevos futuros, nuevas posibilidades; espero poder enfrentarme a el y estar a la altura del combate, que mi cuerpo y mi mente se preparen para las futuras piedras porque ya sé que son una frente donde los sueños gimen.
Ojalá que exista una humanidad que desista de ser inverosímil, y se concentre más en los susurros de las piedras, que sin darse cuenta llevan milenios dándonos lecciones que se convierten en sonidos huecos sin ser escuchados.
Nathaly Kane Lowel
*Frase tomada del Poema "Cuerpo Presente" de Federico García Lorca
