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martes, 4 de septiembre de 2012

Y Ahora Yo

Atrapada en sensaciones prestadas
solo es cuestion de tiempo
para que vuelvas con ella
es mi culpa intentar un fracaso
tus palabras están llenas de verdad
tus miedos llenos de ansiedades
los mios llenos de tus angustias

mi castigo es tenerte los viernes
saber que tienes que escapar para vernos
entender que tejes mentiras para estar

mi sufrimiento es querer que lo hagas
añorar que la mentira funcione
pensarte conmigo sabiendo

pensando
lidiando
añorando
queriendo



Nathaly Kane Lowel

domingo, 22 de abril de 2012

Despertar



Ya no me arrastro como un reptil mi cuerpo no me pertenece, no me canso, no tengo vida solo minutos hacia la muerte. Para morir solo hace falta respirar, y lo estoy haciendo aquí y ahora.

EL aire del último piso es igual de gris, contaminado, asfixiante pero refresca mi cara de la decadencia del encierro de la oficina y del mal carácter de mi jefe. Los grados, las jerarquías empresariales, la competencia perfecta están acabando con mi voz absolutamente imperfecta carente de horarios, soy un siervo de ideales trasnochados, engullidor del parné.

El vals necrótico de la promesa de vida, el fondo de pensión, las prestaciones sociales me llevan al mutismo célico, a la ausencia del ser en el ser mismo. Me retrotraen a esa azotea.

Hace unos meses tenía que tomar la decisión entre la corbata-represión-del-yo y ser-emprendedor-meses-de-hambre. Hace unos meses imaginé que el futuro sería felicidad no importa lo que hiciera siempre sería feliz porque era mi decisión, a veces pensamos que tomamos decisiones, nunca pensamos que los circunstancias nos van empujando a bifurcaciones, pruebas de carácter: ¿Somos tan débiles que no podemos respetar lo que deseamos?

Yo soy las 4 cuerdas del cello que tengo a mi lado y vibro al rozar el viento: Mis cuerdas hacen música aún sin ser tocado. Mis notas son las más agudas, las más altas. ¿Por qué limitarme a un estar si soy un ser?

Estoy despierto y mi mente estaba dormida pero ya no.

domingo, 1 de abril de 2012

Mi Último Cigarro


Fumo para dejar que mis ideas se escapen con el humo y así no tener que enfrentar a mis monstruos, esos amorfos que cada mitología ha tratado de explicar y que la mayoría tiene bien guardados porque no quieren ver al Dorian Gray que los carcome. Cada tecla que suena de mi computadora es un eco de mi, el reflejo de mi sombra es la camisa de rayas ondulantes sin mi cabeza. Y porque fumo es que no puedo estar en casa, en casa no me dejan, en casa no escribo, en casa esta mi hermano menor con música a volumen 56 con todos sus amigos.
Me largo, me voy, me esfumo; este exceso de sonidos no me permite llegar a mis pensamientos más certeros, los monstruos me llegan y no tengo pensamientos para defenderme. Aparentemente es reciente el decreto ese que designa un “espacio 100% libre de humo”, no puedo estar en un café, no puedo ir a un restaurant, no estoy en mi computadora escribiendo en ningún lugar.

Me fugo, ida, desplazada a un bar de mala muerte, allí los hombres están ocupados con mujeres indumentadas y no conmigo que hoy especialmente quiero estar sola y se me nota. Me siento en la barra y pido al barman más horroroso de la historia de cualquier “tasca-restaurant familiar”, incluso si su nombre es “Las Tres P’s” un Cosmopolitan pero solo recibí una mirada despreciativa que inmediatamente fue sucedida por una cerveza de botella no identificada. Con cara de estupefacción lo mire y le di un trago a la cerveza, era más amarga de lo acostumbrado pero igual me resigno.

Veo que cada vez que el barman servía un trago se sirve un Tequila para si, estoy en mi barra sentada y esto solo me puede recordar el “Mito de las Cavernas” que Platón tan generosamente nos dejó, no quiero voltear a ver a los otros, solo quiero ver una realidad, solo deseo sumergirme en el humo, solo quiero ver las sombras de los que están a mi alrededor pero a ellos no, me horroriza pensar en donde me metí, prefiero vivir la realidad de mi cerveza desconocida que ver el espectáculo decadente que me rodea, quiero dejarlos a ellos en la otredad.

Pero no, la otredad me golpea terriblemente porque no me percato que este barman pertenece a ellos y que ya lleva unos cuantos tequilas encima, y que ahora está tan ebrio que hasta sonríe, y lo peor de todo es que me sonrie a mi, una Tragedia con la que Eurípides reiría, pero al menos tengo el humo de mi cigarro.

El barman que resulta llamarse Alberto, me sonríe alegremente, cuenta que nació en Casanay, estado Anzoategui y que ahora vive alquilado en una pensión a unas cuadras del bar y comparte habitación con “Záfiro” y su pana Gustavo para compartir el gasto, se pone a llorar y entre dientes le escucho “coño como extraño a mi viejita vale” y al mismo tiempo se ríe, risa que fue seguida de un vómito oprobioso, liquido, incoloro y abominablemente pestilente. Me levanto inmediatamente asqueada, a punto de vomitar la amargura nocturna y recibo una llamada, mis amigos que pasaran por mi, cuando salgo asqueada están cerrando la maleta del Mal¡bu, solo alcanzo a ver una cabellera canosa y me dicen apurados “métete que vamos tarde”. Me monto y enciendo mi último cigarro.

viernes, 24 de febrero de 2012

A Través del Lienzo



Hay tantas cosas que todavía no entiendo y no se si están en mi subconsciente o las tengo trabadas entre mis neuronas y mis labios, se que están allí, las siento, pero no logro sacarlas. Hay un sentimiento que es tan para ti pero que no he sabido identificar, probablemente sea una mezcla entre un te extraño-odio-necesito y la costumbre-desprecio-decepción. Esto se entremezclo entre la asignación del cuento fantástico del que no tengo ni idea no sé si es por decepción, ya no veo que hay de fantástico en el mundo a mi todo me parece tan irreal que ya es normal. Todavía no entiendo esos cuentos bonitos y sentimentales, es posible que se me haya secado el alma de tanto guardarme lágrimas. Imagino que estas en tu cuarto, yo sigo aquí frente a mi computadora tratando de dejar a mis dedos libres a ver si me saco esta ansiedad-agonía que hace meses me come viva.



Sabes, a veces he imaginado que soy uno de esos cuadros de tu cuarto y que te veo dormir. Me gusta mucho ese que está a carboncillo de colores en el que una pareja rosa-naranja de líneas muy finas casi invisibles se abraza, apartada de un grupo de extraños azules-grises de lineas gruesas y lejanas pero ahora me doy cuenta que fueron esos extraños los que hacen que la imagen de la pareja se vea quebrada y deshecha. Esta es mi actividad consecuente, pensarte, ya no puedo estar imaginándote cerca de mi, ni mucho menos que yo este cerca de ti. Ya no puedo imaginarme que soy las patas de tu cama o aquel anillo que te di y que me hacia sentirme siempre contigo.

Por querer encontrar algo tibio es que ahora estoy en esta heladera sentir-mental. Recuerdo lo que le dije al viento "me encontraras", aunque yo siento que me perdí; y esto no lo digo por ti: el humano es abstracto-cambio-evolución y yo siento que estoy encapsulada en formas, delimitada en el tiempo, mi ser consciente ahora piensa en ti cuando debería resolver cosas; mi ser inconsciente se esconde ante mi, es posible que tenga miedo a decirme las verdades en mi cara-mente-voz. Es mejor dejar las cosas así por un momento, mejor suelto esta computadora y me voy.

Bañada, vestida y perfumada camino al metro, hoy la tarde está especialmente fría, pero el sol está allí escondido tras alguna nube. Bajo los escalones de la estación y veo la imagen de siempre, los torniquetes que tienen mi edad a nosotros nos instalaron en esta ciudad en 1983 y desde entonces vemos pasar a la gente todos los días. Sigo mi camino, el tren esta llegando, voy con el paso un poco más apresurado, bajo corriendo las escaleras porque mi paso de "no voy a correr-camino rápido pero digna" no me alcanza para llegar al vagón. Raramente este domingo hay poca gente, mientras decido en que estación me voy a bajar y que haré, siguen los vagones recorriendo estaciones.

Me bajo en Altamira, quiero comer en esa Trattoria a la que tantas veces te invité, ahí estas tu de nuevo, me siento y el mesonero con una sonrisa me da las buenas tardes y la carta, pido una copa de vino blanco, una ensalada y le insisto al mesonero por segunda vez que no estoy esperando a nadie; termino, pago la cuenta y procuro caminar un rato. La tarde sigue gris, pero igual es mejor caminar que estar encerrada en un cuarto siendo un-cuadro-más.

Empiezo a caminar por Altamira bajo y subo por la plaza varias veces, pero decido sentarme caminar me ayuda a pensar, y ya no quiero hacerlo; del otro lado de la plaza veo unas líneas azules-grises que se mueven en conjunto, pienso que son cosas mías, creo que estoy perdiendo la poca cordura que me queda, pero no, caminando delante las rayas gruesas está la pareja, si esa roja-naranja, las líneas de ellos ya no están y parece que de sus bocas salen escarchas de color, pero mi banco del parque está perdiendo las líneas, su color se va transparentando. Yo no entiendo, no aguanto ninguna realidad es realidad, siento la mirada de los extraños y entro en la estación, no lo soporto. La marea de gente me lleva miserable-mente, me tropiezan y caigo en el anden, las luces cada vez van más rápido hacia mi, veo las líneas desfallecidas de mi cuerpo. ¡Ya no soy!

El aviso de la batería de mi computadora dio un chillido...

Nathaly Kane Lowel

martes, 21 de febrero de 2012

Tu Cosmos



Al Apóstol artífice de nuevas enajenaciones

Eres tan joven, tan pequeñito y ya piensas diferente; desde hace mucho a pesar de tu edad y a pesar de tu tamaño te has convertido en un hombre, tu pensamiento es fálico pero infantil. Voy por ti al colegio y te llevo a casa con felicidad, tu mundo se ha convertido en el mío y eres la falange de mi dedo meñique del pie izquierdo; mantienes mi equilibrio a toda costa. Todos los días te veo jugar pero hoy es especial, tengo toda la tarde para ti; te veo enfilar el ímpetu de esos guerreros que inventaste, los Fagocitos, esos que solo tu vez y que son transparentes, los enfrentas todos los días incansablemente a los Falcónidos, a esos si los vi, me los dibujaste porque no entendía cada vez que intentabas explicarme que eran y ahora comparto contigo mi desprecio por ellos, aves de rapiña oscuros y feos. 

La faja de tu escudo, ese que hisciste tu mismo con los recortes de una caja y unas sabanas viejas, lucha contra la reina corruptora, Falacia, hoy haz decidido que el mar  será sólido y de aire coagulado; a veces me pregunto: ¿De dónde sacas esas cosas?, ¿Cómo será ese mar?. Te veo en tus barcazas de mariposas policromadas. Veo como capturas el pez espada naranja-cobrizo que tanto perseguias y los dos vimos a lo lejos, tu faenar es impecable lo haces mejor que yo; me prestas tu catalejo para vigilar la cubierta pero falla y se agrieta en mis manos, estaba cargado de los mundo que traes contigo, alejado del falso nigromante abrazador, adivinador supersticioso que solo busca desviarte de tu camino y quitarte algunos Fagocitos, pero no nos dejamos, no permitimos que nos toque. Sin darme cuenta ya son las 7 de la noche debo preparar la cena, mañana si me dejas seguiremos con nuevos horizontes. Lucien ven a comer!