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domingo, 22 de abril de 2012

Despertar



Ya no me arrastro como un reptil mi cuerpo no me pertenece, no me canso, no tengo vida solo minutos hacia la muerte. Para morir solo hace falta respirar, y lo estoy haciendo aquí y ahora.

EL aire del último piso es igual de gris, contaminado, asfixiante pero refresca mi cara de la decadencia del encierro de la oficina y del mal carácter de mi jefe. Los grados, las jerarquías empresariales, la competencia perfecta están acabando con mi voz absolutamente imperfecta carente de horarios, soy un siervo de ideales trasnochados, engullidor del parné.

El vals necrótico de la promesa de vida, el fondo de pensión, las prestaciones sociales me llevan al mutismo célico, a la ausencia del ser en el ser mismo. Me retrotraen a esa azotea.

Hace unos meses tenía que tomar la decisión entre la corbata-represión-del-yo y ser-emprendedor-meses-de-hambre. Hace unos meses imaginé que el futuro sería felicidad no importa lo que hiciera siempre sería feliz porque era mi decisión, a veces pensamos que tomamos decisiones, nunca pensamos que los circunstancias nos van empujando a bifurcaciones, pruebas de carácter: ¿Somos tan débiles que no podemos respetar lo que deseamos?

Yo soy las 4 cuerdas del cello que tengo a mi lado y vibro al rozar el viento: Mis cuerdas hacen música aún sin ser tocado. Mis notas son las más agudas, las más altas. ¿Por qué limitarme a un estar si soy un ser?

Estoy despierto y mi mente estaba dormida pero ya no.

2 comentarios:

  1. Excelente...ya basta de vivir con patrones...la Libertad...es lo unico que nos pertenece...

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  2. La vida no es un arte al que pintamos con reglas solo con nuestros pensamientos y nuestro ser y como tú indicas con nuestros deseos en Despertar

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